EUTANASIA EN MASCOTAS

La eutanasia en mascotas también es un tema delicado. Muchos pensamos que los papás, los abuelos y los perros deberían de vivir para siempre, pero lamentablemente no es así. En el caso de nuestros perros nos aferramos a tenerlos en nuestra vida que muchas veces podemos cegarnos a que ya no están recibiendo la calidad de vida que merecen debido a su edad o enfermedades con poca posibilidad de recuperación.

Claro que tomar la decisión de decir “adiós” a nuestra mascota, aunque sea con motivos que puedan sonar “lógicos”, nunca va a ser fácil. Pero, en consideración junto con nuestro veterinario, podemos llegar a la conclusión de que esta decisión puede ser la más bondadosa que podamos tomar hacia nuestra mascota.

¿Qué debemos considerar?

Lo que debemos preguntar y consultar con el veterinario, es determinar si nuestra mascota puede cumplir con sus actividades físicas básicas: comer, dormir, beber y moverse con una comodidad razonable.

Otros puntos a considerar son si puede respirar con normalidad o si tiene un dolor crónico e intratable.

Aquí es cuando debemos recordar que nosotros somos responsables y debemos ser conscientes, empáticos y honestos con nosotros mismos sobre si su calidad de vida está deteriorada y necesita tomar esta difícil decisión.

¿Cómo funciona la eutanasia en mascotas?

Un punto que tal vez nos haga dudar tomar esta decisión es que no tenemos muy claro cómo funciona, por lo que preferimos evitarlo.

Vamos a tratar de explicarlo que nos sintamos más seguros.

Si el perro o gato, está muy nervioso o tiene dolor antes de empezar, es común que los veterinarios administren algún sedante suave, para tranquilizarlo.  

El medicamento que usan la mayoría de los veterinarios es pentobarbital. Es un medicamento usualmente aplicado para tratar convulsiones, pero en grandes cantidades hará que nuestra mascota pierda la consciencia. Generalmente se aplica en un catéter por vía intravenosa,

Según la veterinaria Laura Eirmann, el pentobarbital no solo deja inconsciente al animal, sino que además empieza a provocar que los pulmones y el corazón dejen de funcionar, pero como antes de esto ya no estaba consciente, no siente ningún dolor.

Algo que casi nunca nadie comenta y que debemos tener en cuenta para estar preparados:

sus ojos permanecen abiertos.

Además, debido a que hay una relajación completa, lo más probable es que orine y se haga popó.

Otro punto que podemos pensar antes, es si deseamos hacerlo en veterinaria o en casa. Si decidimos que sea mejor en la veterinaria, lo mejor es llevarlo en su cama, con sus juguetes favoritos, así nos aseguramos que se sienta lo más cómodo posible hasta el último momento.

Podemos también preguntar si el veterinario puede realizar el procedimiento en nuestro domicilio, así podemos estar presentes durante todo el proceso.

Sabemos que de solo leer esto y pensar en cómo sería despedirnos de nuestra mascota se nos puede “arrugar” el corazón, pero lamentablemente son decisiones y encrucijadas con las que nos vamos a topar en algún punto cuando compartimos nuestra vida con una mascota. Esperamos que ahora se sientan un poco más tranquilos e informados para poder tomar la decisión.