LA HISTORIA DEL XOLOITZCUINTLE

El famoso Xolo o “perro azteca” no ha gozado de las mejores famas, más que nada por los prejuicios que algunas personas sobre esta raza. Puede ser porque rompe paradigmas en cuanto a los perros, ya que su falta de pelo se sale de lo que solemos considerar parte de un perro.

 

Es un perro con casi 7,000 años de historia, prácticamente sin modificaciones. A este perro se le consideraba un dios, por lo que estamos seguros que trasciende cuestiones superficiales.

 

El Xolo nos hace reflexionar en que en la escuela nos deberían de enseñar más etimología náhuatl. Su nombre viene de Xólotl que quiere decir monstruo, animal o extraño, e Itzcuintli, que quiere decir perro. Justo como nos enseñó Coco (es un poco triste que muchos los aprendamos de una obra extranjera y no por cultura general mexicana), este perro era el guardián que viajaba con la gente muerta al Mictlán, al mundo de los muertos.

 

Xólotl no sólo significaba lo que ya platicamos, sino que además también era el dios del ocaso y la transformación. Viendo la mirada de un xoloitzcuintle podemos entender por qué se creía esto.

El mito dice que todas las noches libraba una batalla contra el Mictlán, para que su hermano gemelo, Quetzalcóatl, llevara al mundo de la mano del Sol hacia el amanecer. ¡La mitología azteca es LA onda!

 

 

A partir de la colonización se dejó de registrar mucho de la historia de este perro y no fue sino hasta la Revolución, con el surgimiento de orgullo nacionalista que este perro retomó auge como símbolo del mexicanismo. Cómo no sentirse orgulloso con este perro: se ve rudo, místico, amable y todo a la vez.

 

Frida Kahlo, Rufino Tamayo y Diego Rivera ayudaron a que creciera su popularidad, porque los plasmaron en sus pinturas, además de que tenían a algunos de mascotas.

 

En la década de los 50 se inició una operación por parte de la Federación Canófila Internacional para reactivar a esta raza, ya que se consideraba que estaba en peligro de desaparecer. Afortunadamente se pudieron encontrar algunos especímenes de raza pura con los que se pudo recuperar la misma.

 

Dios, guardián, sobreviviente y símbolo de México y su historia.

Ojalá con esto podamos ver que hay mucho más en el Xolo que “un perro sin pelo”.

Ya quisieran muchos perros peludos ser tan increíbles como nuestro Xolo.