CONOCE A LA QUOKKA, EL ANIMAL MÁS FELIZ DEL MUNDO
Por desgracia, la fama que ciertos animales pueden llegar a tener a causa de su viralidad en internet, puede traer consecuencias negativas a sus vidas. Para ponernos un poco en contexto, hoy que hablaremos de los Quokkas, te contamos que este pequeño animal es originario de algunas pequeñas islas alrededor de Australia y es una especie de marsupial, como si se tratara de un canguro pero del tamaño de un gato.
Por sus características físicas, resulta ser un espécimen altamente atractivo sobre todo para los turistas. Su pequeño tamaño (40 cm en promedio) y cuerpo rechoncho, lo hacen extremadamente tierno, y a esto le podemos sumar que su pequeño hocico tiene una especie de mueca que lo hace parecer como si siempre estuviera sonriendo. En el año 2013, fue declarado como El Animal más Feliz del Mundo por el Huffington Post, y gracias a la viralidad que algunas celebridades le brindaron, su fama explotó y rápidamente se convirtió en un atractivo más para los turistas que visitaban Australia.
Además de todo lo dicho anteriormente, los quokkas son animales sumamente sociales e inofensivos, por lo que su acercamiento a los visitantes se dio de manera muy natural y todo parecía marchar sobre ruedas con esta nueva relación quokkas-humanos. Pero con el tiempo, expertos y oriundos de la zona, comenzaron a notar cambios muy notorios en la personalidad de los quokkas en la región, cambios que no eran para bien.
Las visitas a las zonas de cautiverio con quokkas en zoológicos australianos, despuntaron de manera gigante, y se detectó que estos pequeños comenzaron a sufrir de estrés crónico por su elevada interacción con humanos. Flashazos de cámaras, gritos, y la convivencia constante con cientos de personas al día que no saben cómo manipularlos, los están llevando a modificar su comportamiento natural, provocándoles crisis de pánico y aterrorizándolos constantemente, elevando así su nivel de estrés por lapsos muy prolongados.
La esperanza de vida de los quokkas es en promedio de 10 años en hábitat salvaje, pero desgraciadamente este tiempo se reduce de manera alarmante en cautiverio por las razones mencionadas, ya que el estrés provoca que se modifiquen sus hábitos alimenticios, lo que repercute de manera negativa en su salud. A pesar de que las autoridades australianas han decretado la aplicación de multas para cualquier persona que manipule sin permiso o se robe uno de estos ejemplares, las acciones negativas de turistas y locales continúan como si nada hubiera pasado.
El triste caso del quokka nos lleva a reflexionar sobre los efectos negativos que puede tener la humanización de los animales, es decir, detectar ciertas características físicas o de comportamiento e interpretarlas como “humanas”.
