LOS DISTINTOS TIPOS DE RESPIRACIÓN EN EL REINO ANIMAL

Las adaptaciones anatómicas de cada especie y el tipo de ambiente donde habitan, son factores que con el paso de los años han determinado los distintos tipos de respiración en el reino animal. 

La respiración no ocurre del mismo modo en un reptil, un mamífero, un pez o un anfibio, ya que cada grupo tiene una anatomía distinta. Se distinguen cuatro tipos de respiraciones según cada una de las especies: cutánea, branquial, traqueal y pulmonar.

RESPIRACIÓN CUTÁNEA

Esta se da principalmente en los anfibios y otros animales ubicados en zonas húmedas y con la piel fina. En la respiración cutánea, tal y como el nombre indica, el intercambio gaseoso se da a través de la piel.

También es utilizada por algunas especies de insectos, anfibios y otros vertebrados  como la lombriz de tierra, la sanguijuela, el tritón ibérico, el erizo de mar, la rana común y aunque no lo creas, también sucede en mamíferos como los murciélagos, que poseen una piel muy fina en sus alas, tanto así que pueden realizar el proceso de respiración a través de ellas.

RESPIRACIÓN BRANQUIAL

Presente en la mayoría de peces y animales marinos. En este tipo de respiración, el proceso se realiza a través de las branquias, que son los órganos encargados de la respiración bajo el agua, son externas y se ubican detrás o al costado de la cabeza dependiendo de la especie.

¿Cómo funciona este tipo de respiración? Es maravilloso. El agua que entra por la boca sale por las hendiduras (de las branquias), aquí el oxígeno es “atrapado” y transferido a la sangre y al resto de los tejidos. El intercambio de gases se da gracias a la misma corriente de agua o con la ayuda del opérculo (una especie de aleta que protege las branquias), el cual conduce el agua hacia las branquias.

RESPIRACIÓN TRAQUEAL

Esta es la más común en invertebrados, especialmente en insectos. Aquí, no interviene el sistema circulatorio para el intercambio de gases.

El sistema traqueal se conforma por una ramificación de tubos y conductos que recorren todo el cuerpo y se conectan con el resto de órganos y tejidos, por lo que, no interviene el sistema circulatorio en el transporte de gases. Estos conductos se conectan directamente al exterior por medio de aberturas denominadas estigmas o espiráculos, por donde es posible la expulsión del CO2.

Algunos ejemplos de animales que tienen una respiración tipo traqueal, son los saltamontes, las hormigas, las abejas o las avispas.

RESPIRACIÓN PULMONAR

Y por último, pero no menos importante, tenemos la respiración con la que los humanos estamos más familiarizados: la respiración pulmonar. Como lo indica su nombre se lleva a cabo gracias a la acción de los pulmones. Estos pueden ser anatómicamente diferentes entre las especies de animales. Del mismo modo, algunos animales solo presentan un pulmón, mientras otros cuentan con dos.

Los pulmones se alojan en la cavidad toráxica y están limitados por el diafragma, un músculo que los ayuda y que con su distensión y contracción facilita la entrada y salida de gases.

Por ejemplo, las aves tienen uno de los sistemas respiratorios más complejos a causa de la función del vuelo y debido a la gran demanda de oxígeno que conlleva. Sus pulmones son ventilados mediante sacos aéreos, los cuales no intervienen en el intercambio de gases, pero poseen la capacidad de almacenar aire y luego lo expulsan, lo que permite que los pulmones siempre tengan reservas de aire fresco que fluye en su interior.

La respiración pulmonar en los mamíferos tiene una estructura similar a la de un árbol y sus raíces, ya que dentro de los pulmones encontramos una ramificación en bronquios y bronquiolos y de ahí hasta los alvéolos, donde se realiza el intercambio de gases final que llevará el oxígeno a la sangre y de ahí a repartirlo por el resto de los órganos.